Una vez quise tener un hotel frente al rio.
No existe línea más recta que la de una mirada directa y su caudal se mueve como el agua de los ríos.
Es casi imperceptible lo que incluye una mirada, toda la información guardada en ella, al cruzarse genera explosiones, burlas, amores, peleas.
Cruzar las miradas contiene algo genético, un conocimiento natural antológico, es hablar un idioma animal y también sentimos lo que nos quieren decir cuando vemos bajar una mirada de un disparo.
Existen las miradas de ego, de te desprecio, de te odio, existen los brillos cegadores, las lagrimas; los ojos rojos de borracho y los rojos de ira; el azul del frio y el de los muertos; el blanco de la pureza, de la inocencia, de la ilusión y el gris de la mentira.
Las miradas son las almas, en ellas me pierdo todos los días, miro y miro, pero ya no la sostengo, la pierdo en un punto fijo hacia abajo y me cuesta sostenerla, creo que sé lo que me ha pasado, no sé dónde mirar, no es lo mismo mirarte, que mirar tu cara, eso es casi como mentir.
Y no sé qué hacer… …Que pasarías si esto fuera para siempre ¿cómo podre comunicar mis instintos?
Juegan y juegan las miradas, los ojos, las almas, los pensamientos, hay un mundo en ellos y desde algo tan pequeño como son milímetros de nuestros ojos uno va partiendo muros y agranda el universo.
En esa mirada te perdí, en esa mirada te encontré, son mucho más que miradas.
Mirar es apuntar, es cazar, es descubrir.
Mañana las miradas que viva las pienso disfrutar.
2 comentarios:
Que lindo es el arte, desde El Espejo apoyamos y seguimos todo tus viajes.
Saludos
Alejandro Fanelli
Conductor del Espejo
rescatando miradas, siempre ampliando el observador...lindos viajes amigo, beso
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