Intento entender lo de hacer la paz y no la guerra otra vez.
Soy el hombre faro en las costas de mi mundo, esperando me veas, grito luz una y otra vez bañando tus costas con mi “teleantipatía”.
Mi cabeza brilla como un cometa espejado en el acantilado al borde de la esperanza, lo más cerca posible de vos y sino apareces a través de esa línea prometo ser Egeo envuelto en banderas negras de coral.
Hoy soy un “flota-flota” a la deriva y no paro de inventar cosas a las cuales amarrarme, tus manos atadas a mi cuello y mis pies a un elefante de wolframio, no me sueltes ni una célula porque caeré. Así me tenés en el autito chocador itinerante a mil por hora en mi imaginación.
Necesito mi negro en tu piel y vos mi blanco en la tuya.
Necesitamos unir las costas, podriamos ser Pangea.
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