26 noviembre 2009

Decimo Cuarto Viaje


Me abrazó.
Yo me resistía con la firmeza sorda de quien no quiere ofender.
Y entonces me abrazaba más fuerte como quien quiere mucho y yo empecé a abrir los brazos como para tratar de zafarme. Abrazaba con el cuerpo entero, con sus brazos y sus piernas. Yo empujaba como podía y sacaba el pecho mientras tiraba mi cabeza hacia atrás. Sus brazos eran una tenaza firme como una roca. Yo me contorsionaba y levantaba mis pies en el aire.

Por ende… 
En el suelo.

Me abrazaba reacomodándose a cada movimiento que yo hacía, yo me sentía realmente atrapado, me estaba cansando, me vencía.

Bookmark and Share

No hay comentarios: